El gobierno mantiene 6.000 “Casas de Alimentación”, que atienden a unas 900.000 personas de origen humilde, y cuenta con una cadena de comercialización que incluye la red Mercal, la Distribuidora Venezolana de Alimentos, los abastos Bicentenarios y las ferias socialistas, que cubren cerca de 35% del mercado local, según indicó la Agencia Venezolana de Noticias, estatal.
Aún así, los sectores más desposeídos han sido los más golpeados por la inflación, indicó Villasmil al referir que “el 25% más pobre de la población gasta el 45% de sus ingresos en alimentos”.
Entre marzo 2010 y marzo 2011 los alimentos en Venezuela subieron un 33,7%, mientras que el promedio de la región se ubicó en 7,7%, según las cifras que difundió en mayo la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En los últimos seis años el oficialismo ha impulsado regulaciones que le han permitido echar mano de reservas internacionales y de supuestas “utilidades cambiarias” que han alimentado el gasto público.
Pero el gobierno también usa los crecientes ingresos públicos —generados por la emisión de billetes y los altos precios petroleros— para pagar la abultada nómina estatal, los programas sociales y cubrir las operaciones y servicios de empresas expropiadas que tras pasar a manos públicas han comenzado a dar pérdidas.
La política cambiaria y de control de precios ha desalentado la inversión y la producción local porque los ajustes de precios que se han dado en algunos alimentos regulados no cubren las alzas de insumos ni la devaluación, y hacen poco rentable la producción local de alimentos.
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Ello ha propiciado una menor oferta de bienes y graves problemas de escasez de productos básicos como la leche, la carne, el azúcar, el café, el arroz, la harina y el aceite.El gobierno dice que no es así y que la producción de alimentos se elevó en 44% en los últimos 12 años para alcanzar las 24,3 millones de toneladas producidas. Pero la cifra de importaciones alimentarias, que se ha más que duplicado en la última década, y los recurrentes problemas de escasez de algunos productos develan que hay un déficit de oferta local.
Los agricultores también dicen que algunos alimentos como la carne, la leche, el maíz, el arroz, el café y el azúcar han sufrido caídas en la producción en los últimos dos años debido a prolongados períodos de sequías, precedidos de temporadas de intensas lluvias que causaron fuertes inundaciones.
La producción también ha mermado debido al descenso de la inversión, que se ha visto desalentada por las expropiaciones y la negativa del gobierno a realizar ajustes de precios en bienes sujetos a control cuyos insumos han subido de manera considerable haciendo poco rentable el negocio.
Aunque el venezolano no está pasando hambre por efecto de la inflación, su situación alimentaria “se está deteriorando completamente” debido a que están consumiendo productos poco saludables, dice Marianella Herrera, presidenta de la Sociedad Científica Venezolana de Obesología.
“Lo que gana mi esposo es para el mercado y los alimentos”, dijo Yinest Martínez, otra habitante de El Tigre, al referirse a las dificultades económicas que enfrenta junto a sus tres hijos pequeños y su marido, quien es carpintero. “Siempre falta el jabón, el champú y eso. Pero lo primero (es) la comida de mis hijos y después lo demás”.
Por FABIOLA SANCHEZ.

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