Otra vez, la ausencia
El Presidente de la República anunció que "solicitaría un permiso a la Asamblea Nacional para ausentarse por más de cinco días". Es lo legal. Algo que no sucedió la vez anterior cuando sabía que se sometería a exámenes médicos en La Habana y que, en esos casos, lo prudente es estar preparado. La Asamblea Nacional le concedió entonces una licencia, muy heterodoxa, para que prolongara su ausencia por tiempo indefinido. Aceptemos que el jefe del Estado fue sorprendido por los exámenes y las consecuencias inmediatas, las operaciones quirúrgicas, y sería inelegante y, quizás desconsiderado, persistir en la ausencia temporal que entonces se produjo. Clavo pasado.
Pero ahora el Presidente anuncia que volverá a viajar y, aunque solicitará permiso para ausentarse por más de cinco días, paralelamente hace saber que no dejará encargado en la Presidencia; por consiguiente, puede repetirse la situación anterior.
Esto no tiene explicación. Antes, los mandatarios viajaban y era lo más natural del mundo que encargaran a un ministro.
Ahora la cuestión es más incomprensible porque existe un vicepresidente ejecutivo y la encargaduría sería un requisito tan normal que no daría pie para discusiones ni comentarios.
Pero, no. Se trata, al parecer, de alimentar una mitología alrededor del presidente Chávez. Nadie puede sentarse en su silla, nadie puede ocupar su lugar. Ni siquiera el vicepresidente Elías Jaua, quien goza de tanta confianza que acaba de ser ratificado, y a diario se gana la estima del Supremo con declaraciones que llaman la atención.
Dejar encargado al vicepresidente es o sería un hecho normal en una república. No obstante, aquí la tendencia oficialista es que el sistema deje de ser republicano, para convertirse en otra cosa. El Presidente se obstina en imponer prácticas ajenas al orden constitucional. Ajenas, además, al hecho de que se trata de un ser humano, vulnerable y seriamente enfermo.
El jefe del Estado dijo que viajaría hoy sábado a La Habana. Lo cual quería decir que la Asamblea Nacional tendría que haber sido convocada de urgencia antes del viaje. Prefirió La Habana que el viaje a Sao Paulo, donde una excelente clínica especializada en Oncología le fue ofrecida por la Presidenta de Brasil. Así son los movimientos del Presidente. Un misterio que nos sigue y que incita la imaginación y deja a la gente en Babia.
De La Habana regresó dispuesto a radicalizar el proceso, pese a su estado de salud. El jueves 14 aprobó una ley llamada de Costos y Precios Justos que tiende a controlar o, mejor, a exterminar la economía, la producción y los servicios. De modo que el misterio presidencial se alarga como una sombra.
Algo queda claro, y debe dejarse constancia: el presidente Chávez ni cree ni confía en los médicos oncólogos venezolanos, a pesar de que los tenemos entre los mejores del mundo.
¡Hágase la voluntad de Dios!
Pero ahora el Presidente anuncia que volverá a viajar y, aunque solicitará permiso para ausentarse por más de cinco días, paralelamente hace saber que no dejará encargado en la Presidencia; por consiguiente, puede repetirse la situación anterior.
Esto no tiene explicación. Antes, los mandatarios viajaban y era lo más natural del mundo que encargaran a un ministro.
Ahora la cuestión es más incomprensible porque existe un vicepresidente ejecutivo y la encargaduría sería un requisito tan normal que no daría pie para discusiones ni comentarios.
Pero, no. Se trata, al parecer, de alimentar una mitología alrededor del presidente Chávez. Nadie puede sentarse en su silla, nadie puede ocupar su lugar. Ni siquiera el vicepresidente Elías Jaua, quien goza de tanta confianza que acaba de ser ratificado, y a diario se gana la estima del Supremo con declaraciones que llaman la atención.
Dejar encargado al vicepresidente es o sería un hecho normal en una república. No obstante, aquí la tendencia oficialista es que el sistema deje de ser republicano, para convertirse en otra cosa. El Presidente se obstina en imponer prácticas ajenas al orden constitucional. Ajenas, además, al hecho de que se trata de un ser humano, vulnerable y seriamente enfermo.
El jefe del Estado dijo que viajaría hoy sábado a La Habana. Lo cual quería decir que la Asamblea Nacional tendría que haber sido convocada de urgencia antes del viaje. Prefirió La Habana que el viaje a Sao Paulo, donde una excelente clínica especializada en Oncología le fue ofrecida por la Presidenta de Brasil. Así son los movimientos del Presidente. Un misterio que nos sigue y que incita la imaginación y deja a la gente en Babia.
De La Habana regresó dispuesto a radicalizar el proceso, pese a su estado de salud. El jueves 14 aprobó una ley llamada de Costos y Precios Justos que tiende a controlar o, mejor, a exterminar la economía, la producción y los servicios. De modo que el misterio presidencial se alarga como una sombra.
Algo queda claro, y debe dejarse constancia: el presidente Chávez ni cree ni confía en los médicos oncólogos venezolanos, a pesar de que los tenemos entre los mejores del mundo.
¡Hágase la voluntad de Dios!
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