Pensábamos que la justicia divina no cobraba al contado y se cumplía en el purgatorio o en alguno de los anillos del infierno, pero son tantas las exhortaciones que actualmente se ven rigores de castigos en la misma tierra. Quien viola las normas de convivencia será difícil, que vuelva regresar a ellas con impolutas ganas de seguir viviendo como si nada hubiese ocurrido, y el perdón del un monseñor camarada desde los tiempos de CAP no será suficientes para que ensuelva los perjuicios irrogados.
Invariablemente hemos creído en la Iglesia como terciaria para una reconciliación entre los venezolanos, con su evangelio y catequesis llegan a todos los sectores sociales, desde los más humildes hasta los más “encumbrados”. En la historia conseguimos numerosos ejemplos que fueron redentores de situaciones catastróficas y las predicas pudieron más que las armas del contrario.
Logrará ser que las circunstancias nos trasladaran a un paréntesis, donde los venezolanos de buena voluntad nos reencontráramos todos, y prevaleciera la sindéresis para una convivencia que nos devuelva la Patria prospera. Desechando toda violencia y asperezas en que han desembocado las diatribas políticas en estos últimos trece años, que consiguiéramos dirimir las cosas democráticamente y restauramos el país que todos queremos. Los arrobamientos “revolucionarios” pasaron de moda, no hay nada que pueda prometérsele al pueblo ni mucho menos cumplírsele, cuando estamos sujetos a una “revolución” fracasada. Si la justicia divina ha llegado como algunos creen, quiere decir que estamos aproximándonos a un desenlace y éste no será únicamente político, y jugará la Iglesia un rol determinante para la avenencia.
De política estamos hartos y las buenas voluntades escasean, sin embargo, no debemos entregarnos únicamente a las decisiones del Supremo o a las casualidades, la justicia ordinaria es la que priva en la tierra y está en deuda con los venezolanos. Si delegamos todo en el Señor, estaremos también sujetos a los tiempos imperecederos, esperando que la justicia terrenal obre alguna vez con justedad para hacer esta nación nuevamente de individuos libres. Lo cardinal sería en este momento de reflexión tomar a la Iglesia como institución arbitrante, y el resto de los mortales continuar con el “mazo dando” hasta que consigamos caminar unidos para la liberar el país, y enmendar el curso de la historia ganando la disidencia las expectantes elecciones en el 2012.
@falare04
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