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lunes, 1 de agosto de 2011

Editorial El Nacional

Un paso adelante
Tarjeta unitaria


Tanto el alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, como Leopoldo López, dirigente de Voluntad Popular, coincidieron en señalar que la aprobación por la Mesa de la Unidad de una tarjeta unitaria para acudir a las elecciones presidenciales de 2012 es un paso de significativa relevancia para la oposición. La fórmula escogida deja abierta la puerta para que militantes de los partidos y movimientos que integran el frente amplio de la oposición puedan votar por sus organizaciones si así lo desean o sumar sus sufragios a la nueva tarjeta, que da amplia cabida a simpatizantes e independientes.

 
Este tipo de fórmulas genera opiniones encontradas porque los electores están acostumbrados a identificarse con un partido o un movimiento en particular. Es lógico que así sea porque llevamos a cuestas tantos años de democracia partidista que el ciudadano siente el hábito y la necesidad de buscar las siglas, los colores y los rostros de los candidatos en decenas de espacios en el tarjetón. Y nadie puede oponerse a ello porque el pueblo es el que elige y debe tener a manos la mayoría de las opciones posibles.
Pero la transformación que se ha dado en esta década en el panorama político venezolano, que nos plantea y dibuja un país polarizado en lo partidista y lo ideológico, que únicamente deja opciones definitivas y extremas a los votantes, obliga a un cambio novedoso e inteligente no sólo en lo programático (lo que es fundamental y definitorio), sino también en la naturaleza del discurso que debe ser inclusivo ­para las clases popular y media­ para que tenga amplia repercusión electoral en todos los sectores sociales.
Pero si la MUD hubiera escogido una sola alternativa y se hubiera atrevido a perpetrar una única tarjeta electoral que no dejara lugar a la disidencia dentro de la oposición, pues, se estaría dejando a la deriva a los miles de votantes populares y de clase media que no quieren ­por más que la oposición se empeñe en ese error electoral­ ser públicamente militantes antichavistas.
Las encuestas hablan y señalan a los millones de venezolanos que se mantienen indiferentes ante los discursos del Gobierno y de la oposición, al punto de que no acuden a votar. No son NiNi, como se les ha denominado por salir del paso. Al contrario, constituyen millones de ciudadanos que, peligrosamente, son escépticos convencidos y recalcitrantes ante las dos opciones que se les presentan políticamente.
Hay en ellos una rebeldía extremadamente ingenua y honesta, pero, aunque no saben cómo canalizarla porque carecen de instrumentos políticos específicos para convertirse en un tsunami que todo lo arrasa, van a llegar al año 2012 e impondrán una nueva forma de hacer política.
Vale la pena leer con detenimiento el análisis que hace hoy nuestra periodista Maru Morales sobre las dos visiones de la práctica política venezolana en los voceros de la bancada opositora y el Gobierno. No hay desperdicio.

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