.

.

Translate

sábado, 28 de abril de 2012

Editorial El Nacional



Colapso del sistema eléctrico
Apagones

Las declaraciones del magistrado Aponte, las peleas internas del oficialismo, los progresos de la radioterapia y los secretos de la ley del trabajo distraen la atención de los problemas que nos afectan diariamente y hacen patente la ineficacia de quienes nos gobiernan. En el interior del país, por ejemplo, los cortes de electricidad son endémicos y sólo las protestas de los afectados, cuando los daños los hacen desesperar, llevan al debate público las incomodidades que pacientemente debe soportar la mayoría de la población desde hace más de un año.

Para disimular la debacle del sistema eléctrico el Gobierno utiliza todo tipo de artificios. Culpa a las lluvias, a la sequía, a los saboteadores y a las necesidades de mantenimiento. Promete, además, desde hace tiempo, que los problemas se resolverán próximamente, mediante la incorporación de nuevos megavatios y de plantas provenientes de Cuba y Bielorrusia. Crea un ministerio especial para resolver los problemas y rota a los ministros. Pero la luz se sigue yendo. Esta semana hubo noticias de apagones y protestas en por lo menos seis estados: Sucre, Portuguesa, Monagas, Zulia y Nueva Esparta. El sábado pasado se registró un incendio en la subestación Barbacoa I, la principal del estado Anzoátegui, y se informó que tardará doce meses la regularización del servicio. Probablemente problemas similares se presenten próximamente en otras partes, tal como ha sucedido en los últimos meses.
La precariedad a la que se ha dejado llegar al sistema, por falta de inversión y mantenimiento, afecta a las familias y los comerciantes. Perjudica también a las empresas básicas, a la producción de acero y aluminio, y le facilita la tarea a los hampones.
Solamente en Caracas puede decirse que los apagones no son una constante, a pesar de fallas ocasionales y pequeños racionamientos, como la falta de iluminación en calles y avenidas.
La discriminación a favor de la capital de la república se debe a que en ella las protestas amenazaron la estabilidad del régimen cuando se intentó introducir el racionamiento. Como este gobierno piensa nada más en términos políticos, decidió que las dificultades debían concentrase en el resto del país, a pesar de que en Caracas también llueve y hay sequías.
Los cortes de electricidad son sólo una de las manifestaciones cotidianas de la incapacidad de quienes nos gobiernan. El desabastecimiento de productos básicos, la inseguridad, la inflación, el racionamiento de agua, la escasez de gas y muchos otros asuntos que sería largo enumerar amargan la vida diaria de los venezolanos, mientras las autoridades responsables se dedican a organizar batallones, escuadrones y otras formaciones electorales o a rezar por la salud del jefe. Probablemente piensan que ya nos acostumbramos o pronto nos acostumbraremos al desquicio de nuestra vida diaria y que tales incomodidades son soportables sin logran mantener encendida la llama revolucionaria. No reparan, sin embargo, en que esa luz también puede apagarse.