
Esta es la cuarta entrega de nuestra investigación especial, “Expediente Correa“, una serie que explora las complejas redes de poder e influencia del expresidente ecuatoriano Rafael Correa. Este trabajo es posible gracias a la colaboración de La Patilla, Destacadas y Monitoreamos, equipos que han aportado documentos exclusivos y análisis profundos para revelar las conexiones ocultas de Correa. En artículos anteriores, hemos examinado su red de colaboradores, su financiamiento venezolano y sus vínculos con Rusia y el canal de propaganda RT. Ahora, profundizaremos en una de las relaciones más controversiales de su mandato: su acercamiento a China y las consecuencias de los préstamos a cambio de petróleo que hipotecaron la soberanía de Ecuador.
Una investigación especial de La Patilla, Monitoreamos y Destacadas
Durante su presidencia (2007-2017), Rafael Correa fortaleció significativamente las relaciones con China, en un momento en que Ecuador enfrentaba dificultades para obtener financiamiento de instituciones occidentales. Tras la crisis financiera de 2008, China se presentó como una alternativa a Estados Unidos y Europa, ofreciendo préstamos con pocos requisitos aparentes.
Sin embargo, estos acuerdos, en su mayoría opacos y marcados por una falta de transparencia, llevaron a una dependencia financiera insostenible y a la pérdida de control sobre recursos estratégicos, como el petróleo.
El eje central de esta relación fue un esquema de “préstamos por petróleo“, donde China proporcionaba financiamiento a cambio de acceso preferencial al crudo ecuatoriano. Los términos de estos acuerdos eran extremadamente favorables para China y perjudiciales para Ecuador.
PetroChina, la empresa petrolera estatal china, ofreció inicialmente a Petroecuador un préstamo de 1.000 millones de dólares en 2009. A cambio, PetroChina comenzó a recibir una parte significativa del petróleo exportado por Ecuador.
En 2013, los préstamos chinos representaron el 61% del endeudamiento anual del gobierno ecuatoriano, alcanzando los 6.200 millones de dólares. Las compañías chinas llegaron a controlar hasta el 90% de las exportaciones de petróleo de Ecuador.
Bajo este esquema, Ecuador estaba obligado a pagar sus deudas con el producto de la venta de petróleo a compañías chinas, a precios por debajo del valor del mercado. Estas empresas chinas luego comercializaban el crudo en otros mercados, obteniendo ganancias considerables, mientras que la mayor parte del petróleo ecuatoriano terminaba en Estados Unidos.
Los contratos incluían cláusulas que limitaban la soberanía ecuatoriana, permitiendo a China incautar prácticamente cualquier activo del país, excepto tecnología militar, en caso de incumplimiento en los pagos. Además, se establecía que cualquier arbitraje se realizaría en Beijing o Londres, contradiciendo reformas constitucionales de Ecuador que promovían la resolución de conflictos en el país.
La Deuda y sus Consecuencias
Como resultado de estos acuerdos, Ecuador acumuló una deuda de más de 6.000 millones de dólares con China hasta 2020, con compañías chinas controlando gran parte de su petróleo. Tras la caída de los precios del petróleo en 2014, Ecuador se vio en la imposibilidad de pagar sus deudas, sumergiéndose en una crisis económica en 2018. Varios acreedores chinos acordaron retrasar algunos pagos de deuda en septiembre de 2020.
Proyectos de Infraestructura Cuestionables y Vigilancia Interna
Además de los préstamos por petróleo, Correa también utilizó financiamiento chino para proyectos de infraestructura que han sido objeto de controversia. Uno de los casos más destacados es la construcción de la represa hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, una obra que según expertos era innecesaria e impráctica, y que se construyó con un préstamo de 19.000 millones de dólares.
La construcción de la represa fue realizada por Sinohydro, una empresa china, y simbolizó el control y la dominación china sobre Ecuador. La represa también ha sido señalada por riesgos ecológicos y de seguridad por su ubicación cercana a un volcán.
Parte de los fondos chinos se utilizaron para financiar un programa de vigilancia doméstica a través de las cámaras ECU-911. Las cámaras fueron fabricadas en China y la instalación y capacitación fueron proporcionadas por compañías chinas.
El Grupo de Puebla y la Influencia China en la Región
Las conexiones de Correa con China no se limitan a los acuerdos financieros. El Grupo de Puebla (GdP), un foro político cofundado por Correa, ha recibido a funcionarios del gobierno chino, mostrando la creciente influencia de China en América Latina.
En 2022, una delegación china encabezada por Rui Zhu, director de la Oficina General del Departamento Internacional del Partido Comunista Chino (PCCh), asistió a la octava reunión del GdP en Colombia. Este departamento, según expertos, está involucrado en la recopilación de inteligencia y ha buscado subvertir gobiernos extranjeros.
El embajador de China en México, Zhang Run, también asistió a la novena reunión del GdP en México en 2023.
José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente del gobierno español, es considerado el principal vínculo entre China y el Grupo de Puebla, promoviendo los intereses de China dentro del grupo. Zapatero ha visitado China en numerosas ocasiones y ha escrito artículos que resaltan el papel creciente de China en el orden mundial.
Guillaume Long: Un Defensor de China
La defensa de China también es evidente en las acciones de Guillaume Long, ex ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador y estrecho colaborador de Correa.
Long ha viajado a China en varias ocasiones, incluyendo una visita a la Academia China de Ciencias Sociales (CASS), un centro de estudios vinculado al PCCh y a sus servicios de inteligencia.
También ha visitado una universidad china financiada por el PCCh.
Long ha defendido el aumento de la influencia china en América Latina, argumentando que es necesario que los países de la región rompan su dependencia histórica de Estados Unidos.
Las conexiones de Rafael Correa con China durante su presidencia son un ejemplo de cómo los intereses financieros y la búsqueda de poder pueden llevar a una pérdida de soberanía y a una dependencia perjudicial. Los préstamos a cambio de petróleo hipotecaron el futuro de Ecuador, mientras que los cuestionables proyectos de infraestructura y el programa de vigilancia doméstica financiados por China revelan una estrategia de influencia que iba más allá de la cooperación económica.
Este es el cuarto artículo de nuestra serie “Expediente Correa“, una investigación conjunta de La Patilla, Destacadas y Monitoreamos. En los siguientes artículos, continuaremos explorando otras facetas de esta compleja red de influencia y poder.
Una investigación especial de La Patilla, Monitoreamos y Destacadas
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