
Conocí a Juan Pablo Guanipa personalmente cuando vino a Bogotá a un tema personal; un señor recto, serio y absolutamente comprometido con la libertad de su país y el regreso de la democracia. Cada vez que lo entrevisté, en libertad o en la clandestinidad, fue coherente con ese principio. Nunca declinó, a pesar de la presión dentro y fuera del partido, y en el 2017 se negó a juramentarse ante una Asamblea ilegítima como gobernador del Zulia.
Por: Infobae
En esas fotos históricas de María Corina Machado subida en un carro o en un camión durante el proceso electoral del año pasado, Juan Pablo siempre estuvo a su lado. Su discurso fuerte contra la dictadura complementaba ese discurso de esperanza que barrió en esta elección del 28 de julio. Maduro y sus matones habían sido derrotados de manera abrumadora en una de las elecciones más desequilibradas en la historia del continente.
Guanipa, un gran padre de familia, había perdido a su esposa el año pasado por un cáncer de mama. Con cinco hijos, le tocó asumir ese vacío, pero nunca dejó de lado su lucha por la libertad; es más, hace unos meses secuestraron (no es captura, pues no hay un sistema judicial) a su hermano Pedro para presionarlo y meterle miedo a esa gran líder de Venezuela (yo diría del mundo) María Corina Machado. Ninguno de los dos se doblegó y este pasado fin de semana la mafia venezolana, con Maduro a la cabeza, secuestró a Juan Pablo Guanipa. María Corina muy bien lo definió como “terrorismo de estado”, un caso más para la Corte Penal Internacional.
Hoy sus cinco hijos, sin su madre y sin su padre, huérfanos, por la inclemencia brutal de la dictadura, navegan la incertidumbre del futuro, pues nada se sabe de su encarcelamiento. Solo se sabe la fragilidad de su salud y la responsabilidad de la dictadura de mantenerlo con vida, aunque ya sabemos que a Cabello, responsable directo, junto con el fiscal Tarek William Saab, poco le importa la vida y muchos menos la libertad.
La represión brutal de la dictadura no se hizo esperar. No podemos olvidar, entre los muchos casos, a líderes secuestrados como Williams Dávila, Javier Tarazona, Rocío San Miguel o Perkins Rocha. El primero, exgobernador de Mérida, secuestrado hace un año y del que poco se sabe a pesar de su grave estado de salud; el segundo, defensor de derechos humanos, secuestrado en el 2021 con graves problemas de salud; la tercera, una abogada que le ganó un caso internacional a Venezuela y hoy se le ve demacrada y con un serio problema en el hombro que necesita cirugía, y el cuarto, abogado constitucionalista de la Universidad Central y asesor legal de Vente Venezuela (el partido de María Corina), con más de nueve meses de secuestro y totalmente incomunicado. No se sabe nada de él.
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