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martes, 11 de noviembre de 2025

El "suicidio diplomático" del chavismo en la cumbre de la Celac-UE desconcertó a las cancillerías


Cumbre EU-CELAC en Santa Marta, Colombia, el 9 de noviembre. Presidencia de Colombia (vía REUTERS)

 

El domingo por la noche, en el cierre de la cuarta cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), el presidente anfitrión, el colombiano Gustavo Petro, enumeró los países de América Latina que habían firmado la declaración final del encuentro. Se esperaba, sin demasiada sorpresa, la ausencia de Nicaragua, que ya había anticipado sus intenciones de bloquear todo el proceso. Lo que nadie esperaba era que en el listado no estuviese Venezuela. El régimen de Nicolás Maduro había decidido “disociarse”, ese es el término diplomático al uso, del texto y en el último minuto, tras participar de todas las negociaciones previas, no firmó. Un día después del cierre de la cumbre, las fuentes diplomáticas consultadas no lograron encontrar una explicación racional a la estrategia de Caracas.

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Por Federico Rivas Molina | EL PAÍS




Lo de Venezuela “es un suicidio diplomático inexplicable”, dicen desde una Cancillería sudamericana. En otro Ministerio de Exteriores se refieren a la “locura” de aislarse en momentos en que Caracas está bajo la amenaza de Estados Unidos. Los ataques ordenados por Donald Trump a presuntas narcolanchas venezolanas en aguas del Caribe tienen al régimen de Maduro en una situación de estrés político extremo. Desde Washington agitan sin disimulo el fantasma de un posible ataque militar al amparo de la lucha contra el narcotráfico. La CELAC, que nació como una alternativa a la Organización de Estados Americanos (OEA) sin Estados Unidos, parecía el espacio ideal para que Venezuela se arropase tras un manto de apoyos regionales.

El diplomático chavista, Yván Gil, durante su participación en la IV Cumbre CELAC-UE, celebrada en Colombia.

 

El documento de 52 puntos de la cumbre se cocinó a fuego lento durante meses. Y recibió las puntadas finales durante la semana previa al encuentro de jefes de Estado en Santa Marta, Colombia. Los negociadores ya sabían que Nicaragua no firmaría, fiel a su estrategia de “tirar la bomba” y bloquear así cualquier acuerdo. La delegación chavista, liderada el fin de semana por Yván Gil, “habló poco y se concentró en el capítulo 10”, el referido a repudio de los bloques a las operaciones de Estados Unidos en el Caribe y el Pacífico, que ya han dejado casi 70 muertos. En la previa de la última reunión, Maduro envió una carta en la que exigía a los países participantes a actuar contra lo que consideró “actos armados y letales” producidos “bajo la justificación de la ´seguridad’ o la ‘lucha contra el crimen”. “Pretendían que el capítulo 10 fuese mucho más duro, pero en un momento los negociadores europeos dijeron hasta acá llegamos”, dice una alta fuente diplomática americana.

El texto del capítulo dice en su versión final que las partes abordan “la importancia de la seguridad marítima y de la estabilidad regional en el Caribe”. No nombra a Estados Unidos, una estrategia clásica de los textos diplomáticos para reunir la mayor cantidad de apoyos posibles sin ofender. Venezuela podría haberse “disociado” de ese punto en particular, un mecanismo que debutó en esta cumbre de Santa Marta para evitar que un solo miembro del grupo pudiese bloquear toda la resolución. El documento tiene a pie de página un listado de países y los puntos que no suscribieron. Los más activos en su derecho a queja fueron Argentina —en todo lo referido a la Agenda 2030 y políticas de género—, Paraguay, Ecuador, El Salvador y Costa Rica.

Venezuela fracasó en su intento de endurecer el texto del capítulo 10, pero acató y no planteó disociarse. Fue entonces que durante todo el domingo exigió reabrir la discusión sobre otro de los puntos, el 14, donde los bloques manifiestan su “preocupación” por la guerra en Ucrania y “su inmenso sufrimiento humano”. El empuje negociador de Venezuela había sido clave para la aprobación del capítulo sobre Ucrania durante la cumbre de la CELAC-UE celebrada en Bruselas en 2023. El texto de este año tiene más sustancia y era esperable que Caracas pusiese reparos. Durante toda la tarde del domingo, la delegación venezolana exigió que se reabriese el documento a discusión, pero no tuvo éxito. “La sorpresa fue que en lugar de disociarse del capítulo 14, se bajó de todo”, revelaron desde una Cancillería americana.

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