Laura Loomer siempre se ha creído una especie de oráculo moderno. Durante años, gritaba en público, intentando que la gente escuchara lo que ella sabía. Normalmente, enviaban a seguridad para sacarla. Una tarde de 2018, lloraba en un baño del Capitolio estadounidense tras ser expulsada a empujones de una sala de audiencias, donde había interrumpido una reunión del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes para advertir a sus miembros sobre una conspiración para robarle las elecciones de 2020 a Donald Trump. Su vestido se había rasgado en el forcejeo y se le veía la ropa interior. «Como Casandra, la sacerdotisa troyana de Apolo en la mitología griega, condenada a pronunciar profecías verdaderas, he recibido el don de la profecía», escribió más tarde. «Pero soy una profeta de la fatalidad cuyas advertencias de desastre son condenadas e ignoradas».
Por Antonia Hitchens | THE NEW YORKER
“Un popular cabildero relacionado con Trump en su oficina en el centro se puso tabaco para masticar en la boca, y parte de él se esparció por la parte delantera de su camisa mientras describía la postura sobre Venezuela que estaba impulsando: que Estados Unidos debería comprar petróleo venezolano, que actualmente estaba sancionado, porque de lo contrario China lo haría. Loomer había estado publicando sobre Venezuela, abogando por levantar las sanciones a su sector petrolero y permitir que las empresas estadounidenses operaran allí. «¡Diablos, sí, le están pagando!» dijo el cabildero. «Simplemente no es algo que realmente le apasione a alguien»: las licencias de petróleo en Venezuela. Esa no es la posición natural de nadie. Es mi posición, y es la posición correcta, pero no porque me desperté una mañana y estaba como, «me voy a involucrar mucho en Venezuela». No, era, como, «Tengo clientes». Loomer a veces se corresponde con Harry Sargeant, un magnate petrolero de Florida y aliado de Trump que tenía varias licencias para operar en Venezuela. Cuando le pregunté sobre los orígenes de una publicación larga y técnicamente muy detallada que escribió justo después de que la Administración revocara las licencias de Sargeant, entre otras, me dijo: «En realidad estoy muy calificada y soy muy consumado. Esta gente me menosprecia constantemente como si fuera una especie de zorra sin nombre».”
“La persona con estrechos vínculos con la Casa Blanca dijo: «¿De verdad crees que Laura Loomer tiene un interés orgánico en las complejidades de los arrendamientos petroleros venezolanos? Dame un puto respiro. Alguien le está pagando para que ponga esos tuits. Lo mismo con su interés en el tema puertorriqueño». Este verano, Loomer comenzó a sopesar la crisis de quiebras de Puerto Rico, pidiendo a Trump que despida a la junta directiva de supervisión financiera de la isla, que, entre otras cosas, supervisa los contratos de servicios públicos. Trump despidió a la mayoría de los miembros de la junta. Varias empresas e instituciones financieras promovieron nuevas que eran más amigables con sus intereses. «Ella tuitea sobre las cosas más oscuras que solo a un cabildero le importarían», dijo la persona con estrechos vínculos con la Casa Blanca. «Ella es una empresa de PR.R. sobre la que a la prensa le gusta escribir como si fuera la vanguardia de la maga, como si estuviera allí para vigilar el movimiento. Es una mierda». El cabildero conectado con Trump me dijo: «Todo su truco es la pureza, por lo que cree que cobrar es una palabra sucia, que le quita la pureza».”
“Había escuchado de varias personas que varios intermediarios se utilizaron para establecer pagos a Loomer, en algunos casos utilizando una maniobra llamada «Loomer dos pasos». Llamé a un agente de D.C. para preguntarle al respecto. «¿Qué es eso, un movimiento de baile?» dijo, antes de hablar enérgicamente sobre la práctica durante quince minutos. «Quiero decir, asumiría, como, cualquier gran empresa de inversión que no vaya a pagar a DC Draino directamente», dijo, refiriéndose a una cuenta de redes sociales de popularmaga. «En el pasado, harías una pancarta de Fox, pero ahora se ha movido hacia este ecosistema de personas que pagan que tuitean sobre Trump todo el tiempo»”.
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