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viernes, 12 de diciembre de 2025

Así sobrevivió María Corina Machado a la etapa más arriesgada de su escape, monitoreado por Washington


La Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, llega al Aeropuerto de Oslo, Noruega, el 10 de diciembre de 2025. EFE/EPA/AMANDA PEDERSEN GISKE

 

Por José de Córdoba, Vera Bergengruen y Alex Leary | The Wall Street Journal

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«¡María!»




Una voz de hombre cortó la lluvia que azotaba el negro mar Caribe, apenas audible entre dos barcos sacudidos por olas de tres metros.

La gente en la embarcación más pequeña, un simple skiff de pesca, sostenía los móviles como bengalas de emergencia en la noche. La nave más grande se acercó.

Una figura envuelta en una chaqueta voluminosa y una gorra negra agitaba los brazos. «Soy yo, María.»

La líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, acababa de soportar la etapa más peligrosa de la huida de su país natal camino a recibir el Premio Nobel de la Paz en Noruega. Era temprano el martes por la mañana cuando el equipo de extracción la rescató. Parte de ello fue grabado en video visto por The Wall Street Journal.

Durante las últimas tres horas, Machado y una pequeña tripulación habían quedado a la deriva en un bote en el Golfo de Venezuela después de que su GPS cayera por la borda en mares agitados y fallara un respaldo. No se encontró con el equipo de extracción en un punto designado para recogerla, lo que provocó una carrera para encontrarla en aguas peligrosas.

La Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, saluda desde el balcón del Grand Hotel de Oslo, Noruega, el 11 de diciembre de 2025. EFE/EPA/JONAS BEEN HENRIKSEN

 

Bryan Stern, un barbudo veterano de combate estadounidense enviado para sacar a Machado de Venezuela, dijo que la subió al barco más grande y le dio aperitivos, Gatorade y un jersey seco. Avisó a su equipo de que Machado estaba a bordo: «Premio gordo, premio gordo.»

En un video de prueba de vida enviado a funcionarios estadounidenses y compartido con The Wall Street Journal, Machado intenta calmarse mientras el barco se agita sobre las olas. «Me llamo María Corina Machado», dice, «estoy viva, segura y muy agradecida.»

Stern, que dirige una organización especializada en este tipo de extracciones, compuesta por antiguos veteranos de operaciones especiales e inteligencia, denominó a la misión «Operación Dinamita Dorada». Es una referencia al Premio Nobel de la Paz y a su fundador, Alfred Nobel, el químico sueco que inventó la dinamita.

Nuevos detalles de Stern y otra persona familiarizada con la operación, así como mensajes de texto con marca de tiempo, videos y fotos de la misión revisados por The Wall Street Journal, pintan el retrato de una expedición peligrosa que casi fracasa.

Stern dijo que estuvo en contacto constante con altos cargos militares estadounidenses antes y durante la operación: compartiendo su ubicación en directo, describiendo los controles de carretera, enviando actualizaciones y, en un momento dado, preguntando si el ejército podía detectar el barco de Machado cuando habían perdido comunicación con él.

El Departamento de Estado y el Pentágono remitieron las preguntas a la Casa Blanca. La Casa Blanca no respondió a las solicitudes de comentarios.

La operación fue financiada por donantes privados, dijo Stern, sin fondos del gobierno estadounidense. Pero funcionarios estadounidenses —desde la Casa Blanca hasta altos oficiales militares y diplomáticos regionales— siguieron el viaje en tiempo real a través de mensajes de WhatsApp y memorandos de voz de Stern y su equipo.

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