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miércoles, 17 de diciembre de 2025

Datos para un país sin cifras: el aporte crucial de la UCAB ante la opacidad estadística en Venezuela

 


Ante el colapso del sistema estadístico oficial, la Universidad Católica Andrés Bello se ha convertido en referencia de información social, económica y demográfica del país. A través de iniciativas como la encuesta Encovi y diversos centros de investigación, la institución visibiliza la realidad nacional, aunque esto no sustituye el papel que debería cumplir el Estado. Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, reveló cómo nació lo que asume como una responsabilidad, cómo se sostiene y qué implica para el futuro
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En Venezuela, desde hace años, las estadísticas públicas desaparecieron de forma progresiva y silenciosa. Indicadores de pobreza, mortalidad, empleo, migración o inflación dejaron de publicarse con regularidad; la transparencia se desdibujó y las instituciones responsables del registro de la realidad se fueron apagando entre recortes, controles políticos y hermetismos. En medio de ese vacío –que afecta tanto a investigadores como a ciudadanos, gobiernos locales, ONG y organismos internacionales– surgió una iniciativa de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), una institución privada que terminó asumiendo la responsabilidad de producir información básica para entender el país.

Hoy, la UCAB funciona como una especie de sistema estadístico paralelo que, aunque no sustituye al Estado, permite mirar el deterioro, los cambios sociales y las tendencias demográficas con una precisión que ningún órgano público ofrece de momento.

Estadísticas en Venezuela: de la crisis de los 90 a la opacidad del siglo XXI

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elnacional

En una entrevista para El Nacional, la investigadora Anitza Freitez, directora general del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES-UCAB), destacó que Venezuela pasó de tener un sistema estadístico sólido a uno prácticamente inexistente.

La investigadora recordó que el debilitamiento de la institucionalidad estadística no comenzó con el chavismo, sino con la crisis económica de los años noventa. Entonces, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ya tenía limitaciones presupuestarias que impedían actualizar metodologías, expandir las muestras o modernizar sus herramientas.

“En los noventa el problema no era de censura, sino de falta de recursos. Pero con el tiempo, y especialmente desde los 2000, el acceso a la información se fue cerrando. Pasamos de tener limitaciones técnicas a tener restricciones políticas”, explicó.

A partir del año 2000, Venezuela dejó de publicar datos claves como estadísticas de morbilidad y mortalidad, cifras de vacunación, registros educativos detallados, boletines económicos completos del Banco Central de Venezuela (BCV), microdatos de censos y encuestas.

La universidad, al quedar también a oscuras para realizar investigación, entendió que debía actuar. En 1997 la UCAB realizó una primera encuesta de pobreza, la cual fue repetida en 2007 por la necesidad de conocer cómo había cambiado el país en 10 años. Luego, en 2013 y 2014, nacieron nuevas iniciativas: la Encuesta de Juventud de 2013 y una primera versión de Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) en 2014, cuando el país entraba en un ciclo de crisis que nadie imaginó que duraría tanto.

Venezuela dejó de publicar datos fundamentales para desarrollar políticas públicas efectivas
Venezuela dejó de publicar datos fundamentales para desarrollar políticas públicas efectivas | Foto archivo

Encovi, la encuesta que hoy es referencia internacional

Lo que hoy conocemos como la Encovi no nació como un proyecto monumental. En 2014, sin recursos del Estado, sin red estadística nacional y sin instrumentos oficiales disponibles, la UCAB optó por un modelo “modesto”.

“Pensamos en un cuestionario manejable, aplicado en papel, con una muestra pequeña de 1.400 hogares. No imaginábamos que habría que repetirlo año tras año porque la crisis se profundizaba”, describe Freitez.

Ese esfuerzo inicial coincidió con la sensibilidad de investigadores de otras universidades, como la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar, que se sumaron informalmente al proyecto. Juntos fueron moldeando la encuesta y ampliándola conforme crecían la urgencia y el financiamiento internacional.

Entre 2014 y 2025, la Encovi pasó de ser una encuesta experimental a convertirse en el mayor levantamiento independiente de datos socioeconómicos del país con más de 22 estados cubiertos, módulos temáticos ampliados y métodos digitales para recolectar información en tiempo real.

La Encovi se convirtió en referencia nacional e internacional | Foto Manuel Sardá

Hoy es citada por organismos internacionales como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la Organización de Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, centros de investigación internacionales, así como medios de comunicación en todo el mundo.

Y, lo más importante, es utilizada por organizaciones que diseñan políticas humanitarias en Venezuela.

Encovi permite seguir la evolución de la crisis venezolana con una profundidad que ningún organismo oficial ofrece. Con los años ha medido pobreza por ingresos, pobreza multidimensional, vulnerabilidad estructural, inseguridad alimentaria, migración internacional, abandono escolar, calidad de la vivienda, acceso a servicios básicos, y mercado laboral.

En los últimos ciclos, Freitez señaló que se quiso ir más allá del enfoque clásico de pobreza. “Estamos empujando a los comunicadores y a los analistas a que miren la vulnerabilidad, que es más amplia que la pobreza por ingresos. Es un lente más sensible y más realista”, dijo.

Además, Encovi se ha convertido en un “laboratorio” que permite introducir módulos innovadores, como la economía del cuidado, salud mental (en alianza con Psicodata), envejecimiento y cuidados transnacionales, migración interna y externa.

¿Por qué es importante la publicación de datos en Venezuela?

La opacidad estadística no es un asunto técnico, es un problema que afecta la vida diaria de millones.

“A mí me cuesta ver qué beneficios podemos tener de la improvisación. Sin datos no se puede planificar, no se puede priorizar, no se puede saber a quién llega una política y a quién no. Sin información, la política pública se convierte en improvisación”, alertó Freitez.

En un país donde la pobreza fluctúa con la inflación, donde la desigualdad territorial es abismal, donde la migración transforma demografías enteras y donde el envejecimiento se acelera, la falta de información impide identificar grupos vulnerables, medir el impacto de programas sociales, asignar recursos eficientemente, ejercer contraloría ciudadana y planificar políticas sustentadas en evidencia.

La política pública se vuelve reactiva, no estratégica. Y eso, en condiciones de crisis prolongada, puede ser devastador, señaló la investigadora.

Anitza Freitez: “Sin datos, el país improvisa”
Anitza Freitez: “Sin datos, el país improvisa” | Foto Carlos Miliani

Los centros de investigación de la UCAB

Aunque Encovi es uno de los proyectos más visibles del IIES-UCAB, no es el único. Este instituto es corazón estadístico de la universidad. Publica informes de coyuntura económica, estudios sobre mercado laboral, pobreza, desigualdad, emprendimiento y más.

Por su parte, el Instituto de Investigaciones de la Información y la Comunicación de la universidad rastrea tendencias en medios, redes sociales y libertad de expresión. Su más reciente estudio, la Encuesta Nacional de Consumo Cultural 2025, reveló cuál es el patrón de entretenimiento de los venezolanos, datos hasta ahora desconocidos en el país.

El Centro de Derechos Humanos de la UCAB también produce informes de relevancia internacional sobre migración, desplazamientos, infancia no protegida y vulneraciones de derechos. El trabajo Historias de vida sobre esclavitud moderna en Venezuela, publicado hace unas semanas, ha causado revuelo por mostrar un análisis exhaustivo de la compleja realidad que enfrentan las mujeres y niñas venezolanas atrapadas en situaciones de esclavitud moderna, tanto dentro como fuera del territorio nacional.

La universidad también cuenta con el Instituto de Investigaciones Históricas, un espacio que mantiene viva la memoria documental y es vital para el conocimiento futuro. También se destaca el Centro de investigación y desarrollo de ingeniería, que genera datos sobre sostenibilidad, infraestructura, tecnología y ambiente.

La mayoría de las facultades de la universidad cuenta con su propio espacio para realizar investigaciones especializadas e, incluso, la sede de Guayana también desarrolla sus propios proyectos enfocados en los estados del sur de Venezuela. Además, también colaboran con otras instituciones y/o empresas para realizar informes, como el hace llevado a cabo poco en alianza con la empresa de comercio electrónico Mercado Libre, que revela cómo se comparta la venta y alquiler de apartamentos y casas, y la comercialización de carros nuevos y usados en el país.

Además de la Encovi, que para el próximo año anexará un análisis sobre los últimos 10 años en el país, la UCAB trabaja en múltiples proyectos reconocidos que esperan continúen en 2026. Entre ellos destacan Psicodata, la encuesta sobre salud mental, los estudios de movilidad humana del Observatorio Venezolano de Migración, el Monitor Global de Emprendimiento y estudios de entretenimiento, educación y bienestar subjetivo.

Freitez adelantó que también preparan un innovador estudio de cuidados transnacionales, una investigación entre UCAB y la Universidad Católica del Perú. El objetivo de este proyecto es visibilizar el acelerado envejecimiento de la población venezolana, y cómo la migración en masa ha dejado familias fragmentadas.

“Las demandas de la población mayor son evidentes, pero no existe una política pública seria para atenderlas”, advirtió.

Las investigaciones cualitativas complementan la encuesta con relatos de adultos mayores que viven solos, hijos que migraron y sistemas de apoyo debilitados.

La labor de la UCAB, aunque no sustituye el trabajo del Estado, es crucial para el país
La labor de la UCAB, aunque no sustituye el trabajo del Estado, es crucial para el país | Foto Manuel Sardá

Levantar datos en Venezuela, un territorio hostil

Producir datos en Venezuela es, también, un ejercicio de resistencia. En los últimos años, y en particular en los meses más recientes, la labor de activistas, periodistas, economistas, trabajadores de la salud, docentes, entre otros, ha estado marcada por detenciones arbitrarias, hostigamiento, y hasta atentados.

En el caso de la Encovi, que moviliza a más de 130 encuestadores por todo el país, salvo en Amazonas y Delta Amacuro, donde las condiciones de acceso son extremas, Freitez reconoce los riesgos que conlleva realizar esta labor.

En los 11 años que lleva la encuesta, los colaboradores han enfrentado pérdida de equipos por inseguridad, restricciones de entrada a comunidades con estructuras de control político, tensiones con “jefes de calle” o “jefes de comuna”, y necesidad de retirar equipos para evitar conflictos.

“No hemos tenido daños personales. Y los encuestadores sienten un profundo sentido de propósito: saben que esa información es vital para el país”, señaló.

Preguntada sobre el peso de esta tarea, reconoce que es una responsabilidad enorme. “Compromete a mejorar, innovar y mantener estándares técnicos altísimos. Sabemos que muchos actores dependen de nuestros datos”, señaló.

La presión no es solo técnica, también es ética. La universidad sabe que, en este momento, su aporte es irremplazable.

La UCAB aspira volver a trabajar de la mano con el Estado
La UCAB aspira volver a trabajar de la mano con el Estado | Foto Manuel Sardá

La UCAB aspira a dejar de suplir al Estado

Freitez sueña con el día en que Venezuela recupere un sistema estadístico transparente, robusto y profesional.

“Nos tocaría un rol de transición, de colaboración. Hay que reconstruir equipos técnicos, formar cuadros medios, reactivar la escuela de estadística del INE. Nosotros podríamos acompañar ese proceso”, manifestó.

La aspiración final es clara: que la academia vuelva a ser aliada del Estado, no sustituta. Y que los investigadores puedan dedicar más tiempo a producir conocimiento profundo, sin tener que cargar sobre sus hombros la responsabilidad de levantar cada dato desde cero.

Por ahora, la labor no solo llena un vacío institucional, preserva la posibilidad de diagnosticar, debatir y reconstruir. Porque sin datos no hay país posible. Y sin quienes los produzcan, no hay futuro que pueda planificarse.

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