El
amigo Evo
Dice
el presidente de Bolivia, Evo Morales, que la cumbre de la Comunidad de Estados
de América Latina y el Caribe no se debe celebrar hasta que el Presidente de
Venezuela no esté en condiciones de asistir. No cabe duda de que se trata de un
gesto de gran consecuencia personal, de camaradería y de adhesión ideológica.
Evo, por esto, es digno de encomio en una época signada por las más variadas
inconsecuencias. Morales, probablemente, apueste a la presencia del comandante
Presidente, pero no será descartable que paralelamente otros se jueguen la
suerte a lo contrario. De todo hay en la viña del Señor.
El problema, no obstante, deja mucho qué decir, y habla sobre la situación latinoamericana con gran elocuencia. Nos referimos a la cuestión institucional. Si una cumbre como esta, diseñada y programada para crear un organismo que represente a la región pero sin Estados Unidos y sin Canadá, depende de la salud o de la presencia de uno cualquiera de los jefes de Estado latinoamericanos o caribeños, la cuestión se presta a extrañas consideraciones.
Eso quiere decir, simplemente, que la Celac es como un proyecto político de un presidente o grupo de presidentes, y que si faltare uno de ellos pues todo se vendría abajo.
El problema, no obstante, deja mucho qué decir, y habla sobre la situación latinoamericana con gran elocuencia. Nos referimos a la cuestión institucional. Si una cumbre como esta, diseñada y programada para crear un organismo que represente a la región pero sin Estados Unidos y sin Canadá, depende de la salud o de la presencia de uno cualquiera de los jefes de Estado latinoamericanos o caribeños, la cuestión se presta a extrañas consideraciones.
Eso quiere decir, simplemente, que la Celac es como un proyecto político de un presidente o grupo de presidentes, y que si faltare uno de ellos pues todo se vendría abajo.
No queda muy bien la Celac con este condicionamiento del presidente Evo. Ya América Latina y el Caribe han esperado demasiado tiempo para que se constituya el organismo y se separen las aguas, queremos decir, eso que con tan poca elegancia llaman "OEA sin Estados Unidos y sin Canadá". Los propulsores deben apresurarse, no pueden olvidar que la crisis económica por la cual atraviesa Estados Unidos, según portavoces del Congreso, los obligará a rebajar sustancialmente la cuota que le pagan mensualmente a la OEA y la cual le permite funcionar.
De pronto, la propia OEA se puede quedar sin Estados Unidos por falta de pago, y así Evo y sus aliados de la Alba, Correa y Ortega, conquistarán lo que desean con tanto empeño. No es fácil imaginarlos qué van a hacer solos, sin el enemigo que les permite repetir el mismo discurso y combatir al imperio sin consecuencias.
Tiene tantos dolores de cabeza el imperio, que carece de tiempo para estos adversarios tan consecuentes. Quedaría un problema por resolver, y sería quién paga el presupuesto de la OEA depurada. Lamentablemente, el Banco del Sur no se ha constituido todavía.
De modo que América Latina y el Caribe deben esperar por la salud del Presidente de Venezuela. Gran gesto de Evo. No hay urgencia de que la Celac se constituye, al fin y al cabo, para pronunciar los discursos que se repiten de manera incesante casi con las mismas palabras, cualquier foro es bueno.
Hasta ahora, en efecto, nadie sabe qué se proponen los que auspician la Celac. Presidentes y cancilleres mantienen el proyecto como un secreto de Estado. Quizás tengan muy poco que decir.
No habrá problema. Todos podemos esperar.

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