
Los venezolanos viven una gran incertidumbre económica tras el alza del dólar paralelo, que provocó una devaluación de la moneda local y, en consecuencia, la pulverización del salario mínimo, fijado en 130 bolívares, un monto que representa apenas 1,84 dólares (1,65 euros). La caída del bolívar frente a la divisa norteamericana fue del 6,4% en marzo pasado, y acumuló una pérdida del 40% en el primer trimestre del año.
Por Ymarú Rojas | ABC
Esta devaluación del bolívar estremeció a la población, que vio cómo el dólar en el mercado paralelo, utilizado para transacciones fuera del sistema bancario oficial, superó los 100 bolívares. Antes de este incremento, se cotizaba a poco más de 80 bolívares por dólar.
Desde octubre del año pasado, el bolívar sufre un colapso. Esta situación no es nueva en Venezuela, un país que ya ha experimentado períodos de estabilidad seguidos de drásticas devaluaciones, lo que ha profundizado la crisis económica y dejado a una población cada vez más empobrecida y con menos confianza en sus ingresos en moneda local.
Esta economía, arrastrada por una espiral inflacionaria descontrolada, ha llevado a los venezolanos a actuar de manera casi instintiva: «Al recibir depósitos en bolívares, los ciudadanos corren a cambiarlos por dólares para proteger su poder adquisitivo. Esta falta de confianza en la moneda local ha creado una demanda insaciable de divisas que el Banco Central de Venezuela (BCV) no puede satisfacer», explica el economista José Guerra a ABC.
Sin reservas internacionales
Aunque el BCV es el encargado de regular el tipo de cambio, la institución, controlada por el régimen de Nicolás Maduro, ha llegado a un punto crítico y muestra señales de que no puede controlar la situación.
La desconfianza de los venezolanos en su propia moneda «hace que haya una demanda insaciable de dólares en el mercado, y el BCV no puede satisfacer esa demanda de moneda extranjera al tipo de cambio oficial. Entonces, aparece el mercado del dólar paralelo, que es el reflejo de la escasez de dólares no oficiales», precisa Guerra.
En este escenario, el BCV no tiene reservas internacionales: “La idea de apoyar la estabilidad del tipo de cambio con reservas internacionales ya no existe, y al no tenerlas, no puede estabilizar el tipo de cambio oficial”.
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