El grupo guerrillero colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha dado un salto tecnológico en su estrategia de guerra irregular. Ya no se limita a las emboscadas y a los ataques con fusiles o explosivos terrestres: ahora recurre al uso de drones cargados con bombas para atacar tanto a las fuerzas militares colombianas como a grupos rivales.
Según reveló una investigación de Revista Semana, los entrenamientos de los “pilotos” que operan estas aeronaves se realizan en territorio venezolano, bajo la supervisión de mandos históricos del grupo guerrillero.
En documentos de inteligencia militar colombiana citados por Semana, se señala que el frente Juan Fernando Porras Martínez del ELN, comandado por el guerrillero conocido como alias Julián, ha establecido centros de instrucción en zonas rurales del estado Zulia, en Venezuela, donde se capacita a combatientes en el manejo, adaptación y uso ofensivo de drones comerciales modificados para portar explosivos.
“Son prácticamente academias de la insurgencia. Tienen instructores con experiencia en explosivos y comunicaciones que enseñan a modificar drones comerciales para cargar explosivos y atacar a los disidentes o a nuestras tropas en el territorio”, explicó una fuente de inteligencia militar citada por el medo colombiano.
Alias Julián, identificado también como Manuel Guevara o Parmenio, tiene más de tres décadas en las filas del ELN y ha comandado frentes como el Carlos Armando Cacua Guerrero y el Héctor. De acuerdo con la información de inteligencia, se encuentra instalado en los límites entre los municipios Jesús María Semprún y Machiques, en el estado Zulia, desde donde imparte órdenes para ataques en el Catatumbo, coordina la logística de los entrenamientos con drones y supervisa el reclutamiento de nuevos integrantes, incluidos menores de edad.
“Alias Julián es el cabecilla principal del frente Juan Fernando Porras Martínez y el encargado de los entrenamientos con drones. Él dirige la preparación de los pilotos en territorio venezolano y luego los despliega hacia el Catatumbo”, detalló un oficial del Ejército colombiano.
El segundo en la línea de mando es alias Caballo de Guerra, identificado como Diego Fernando Coronel, quien lidera las comisiones encargadas de ejecutar ataques con drones en zonas rurales de Tibú, Versalles y Guachimán, en el departamento de Norte de Santander. De acuerdo con la Fiscalía 129 de Cúcuta, Coronel es además investigado por la instalación de campos minados y la autoría de emboscadas contra unidades del Ejército.
Entrenamiento transfronterizo
Una tercera figura clave es alias Chucky, jefe de una compañía del ELN con presencia en Ocaña, Ábrego, Sardinata y La Playa de Belén. Fuentes de inteligencia aseguran que este comandante ha ordenado emboscadas, ataques con francotiradores y la colocación de minas antipersonales, además de enfrentarse violentamente con las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo, agravando la situación de seguridad en el nororiente colombiano.
“Estos tres cabecillas son los más peligrosos y respetados dentro del ELN. Muchos jóvenes reclutados buscan aprender el manejo de drones, atraídos por la tecnología. Pero todo esto se complica porque, aunque desde Colombia ejercemos control, no ocurre lo mismo desde Venezuela”, advirtió un militar consultado por Semana.
Los informes señalan que los cursos para el manejo de drones se dictan en zonas selváticas del estado Zulia y en el municipio Jesús María Semprún, donde los guerrilleros reciben instrucción en pilotaje, sistemas de guía, camuflaje electrónico y adaptación de cargas explosivas.
“Es como si se tratara de una universidad del mal”, describió un investigador militar.
Según la inteligencia colombiana, los drones que emplean son en su mayoría de tipo comercial y son modificados con facilidad. Algunos de estos equipos los ingresan desde Brasil por contrabando, y su costo puede ser inferior a un millón de pesos (unos 250 dólares).
“Ellos descubrieron que un dron puede costar menos de un millón de pesos y causar daños equivalentes a un mortero o a una granada lanzada desde el aire. Ya no necesitan acercarse; el enemigo puede estar en el cielo”, indicó la fuente citada.
Los frentes Juan Fernando Porras Martínez, Caribe y Camilo Torres son actualmente los más poderosos y letales en el uso de esta tecnología, lo que ha transformado la forma en que el ELN ejecuta sus ofensivas. Además de su función ofensiva, los drones los emplean para labores de vigilancia y reconocimiento de tropas.
Escalada de ataques
De acuerdo con cifras del Ejército colombiano, entre 2024 y 2025 se han registrado al menos 270 víctimas de ataques con drones —entre civiles, militares y policías—. Entre ellas se cuentan 15 soldados muertos, 179 heridos y un menor de edad fallecido. Las zonas más golpeadas son Cauca, Nariño, Norte de Santander, Arauca, Bolívar, Sucre, Córdoba y Antioquia.
En total, las autoridades contabilizan 812 artefactos explosivos lanzados desde drones en ese período, lo que equivale a un ataque cada 1 día, 12 horas y 37 minutos, según cálculos de la inteligencia militar.
El uso de esta tecnología representa un nuevo desafío para las fuerzas de seguridad colombianas y, según los expertos consultados por Semana, evidencia la consolidación del ELN en zonas fronterizas bajo la cobertura y tolerancia de estructuras que operan desde territorio venezolano.
“Mientras en Colombia el Ejército logra incautaciones y desmantelamientos de estos equipos, del otro lado de la frontera la guerrilla actúa sin restricción”, concluye el informe citado por Semana.



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